Miguel Andrés Betances Sosa, se convirtió en un símbolo del desarrollo comunitario en el Noroeste del país
Por
Rafael Pujols
LOMA
DE CABRERA.- A los 84
años de edad muere, Miguel Andrés Betances Sosa (EL Chino), pasado e histórico
Director Ejecutivo del Instituto para el Desarrollo del Noroeste (INDENOR), un
símbolo del desarrollo comunitario.
El deceso de este prohombre de la historia
reciente de las provincias Montecristi, Dajabón, Santiago Rodríguez y Valverde,
ha causado un gran pesar en la población de las más de 700 comunidades que
conforman la región Noroeste de la República Dominicana.
El Señor Miguel Andrés Betances Sosa, a
quien cariñosamente se le conoció como “El Chino”, desde hace ocho (8) meses
venía padeciendo serios quebrantos de salud, que lo mantuvieran prácticamente
en silla de ruedas.
El 23
de abril del recién pasado año 2019, le dio una
trombosis o ACV, que le dejo paralitico sin ningún movimiento corporal ni voz y
que en los últimos meses había recuperado un poco, esto gracias a la entrega de
su hija Doris Betances y su esposo Andrés Gómez, quienes les acompañaron durante
ese proceso de vida.
Su deceso se produjo en la comunidad El Carrizal,
Municipio Loma de Cabrera, Provincia Dajabón, en donde era atendido con
precariedad y mucha dificultad pero con amor y entrega por su hija antes
mencionada, una mujer de estatura diminuta y su esposo, un hombre alto al cual
se le facilitaba el traslado de Don Chino desde los lugares de descanso hasta
su cama, quienes debieron alimentarlo y medicarlo con el mandato establecido por
los médicos que lo asistían en su proceso de convalecencia.
Don Chino, era nativo del Municipio de San
Fernando de Montecristi, pero desde que contrajo matrimonio con la educadora,
Silvia De León, con quien procreo sus hijos Miguel Andrés (Papo), Doris María,
Rosy y Miguelo Betances De León, se estableció en el Municipio Loma de Cabrera,
provincia Dajabón.
La procreación de su familia, unido a su
trabajo comunitario le indujo a establecerse en ese municipio fronterizo, en donde
fue velado el pasado domingo 29 de Diciembre del 2019 y el día 30 del mismo mes
su cuerpo sin vida fue trasladado y sepultado en el Campo Santo de la ciudad
del Morro.
Sin lugar a dudas, que Betances Sosa, fue
un hombre íntegro, dinámico, honesto, afable, un trabajador incansable, quien
desde el INDENOR hizo grandes aportes para el desarrollo de la Línea Noroeste y
otros puntos del País.
Este prohombre del desarrollo comunitario,
se constituyo en un legado de la región Noroeste y otras regiones del país, con
apenas 25 años de edad, Don Chino Betances, se convirtió en el Diputado al
Congreso Nacional más joven, en la época que el profesor Juan Bosch, fue
presidente.
También, fue encargado de la Ayudantía de Obras
Públicas y de la Manisera, en Loma de Cabrera, además fue director
de SAVE CHILDREN, FUDECO, ex Regidor de la sala Capitular del Ayuntamiento del
mismo Municipio; Secretario Ejecutivo del INDENOR en done laboro por espacio de
25 años, 17 de los cuales fue su represéntate oficial, miembro del Patronato de Bomberos Civiles y el
de Rehabilitación de Mao.
Desde su amplio trabajo comunitario,
demostró una sensibilidad humana por el prójimo, así lo denota el haber
entregado su vida a las luchas sociales desde los espacios dónde laboro o los
que simplemente participo como un miembro cualquiera.
El pasado año 2013 en el local de la Asociación
Medica Dominicana filial Dajabón, paso algo ilógico, pero que inquieto a
Betances Sosa, y fue el trato inhumano que recibió durante una asamblea de miembros
del INDENOR que se llevo a cabo en esa ciudad fronteriza, por parte del
entonces recién nombrado director de la institución, Ramón Tejada y algunos miembros.
Se dice, que las afecciones de salud de
Don Chino Betances, comenzaron en esos momentos, en donde fue excluido incluso
de dar el informe anual del accionar de la entidad (Año 2012), por ser el último
periodo trabajado por él y que por interese mezquinos de personas que solo llevaron
desasosiego entre los servidores de la institución, desde ese entonces la
convirtieron en un barco a la deriva.
Fue en el 2013, que inicio la desaparición
del instituto al cual Miguel Andrés Betances Sosa, entregó los mejores años de
su vida, dejando atrás su familia, amigos y sus propios proyectos de índoles forestal
en la zona rural de Capotillo, en Loma de Cabrera, en donde protegía un arroyo
con la siembra constante de pinos, así como otras especies maderables y
frutales.
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